Alrededor de dos millones de musulmanes han estado participando en los rituales que dieron comienzo a la peregrinación anual a La Meca, ciudad sagrada del Islam en Arabia Saudita.

La peregrinación, conocida como Hajj, es uno de los cinco pilares de la fe islámica y se desarrollará este año en medio de fuertes medidas de seguridad, implementadas por las autoridades para prevenir accidentes.

Más de 360 personas murieron el año pasado en una estampida cerca del puente de Jamarat, donde los peregrinos arrojan piedras a las tres columnas que se yerguen en el punto donde se dice que el diablo se apareció a Abraham.
Allí se genera un peligroso cuello de botella, que en la última Hajj se convirtió en trampa mortal.

El ritual ha sido escenario de muchas estampidas fatales, pero los muertos del último enero sumaron en el balance más mortífero de los últimos 16 años.

Este año las autoridades movilizaron a unos 50.000 efectivos de seguridad.

Además, se impuso un estricto sistema de cuotas para poder controlar el número de visitantes extranjeros.

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