Un británico de 55 años fue hallado culpable de vender grabaciones “aparantemente extraviadas” de las sesiones finales que hicieron Los Beatles para su album “Let It Be” lanzado en 1970. De haberse concretado la operación, las 504 cintas que incluían más de 200 cortes de canciones como “Maggie May”, de Rod Stewart, y “Blowin’ In the Wind”, de Bob Dylan, le hubieran reportado unos US$460.000. A pesar de esto, Nigel Oliver, oriundo de Slough en el oeste de Londres, no irá a prisión, ya que previamente había sido declarado inimputable por razones psiquiátricas. Este viernes, el juez Jeremy McMullen ordenó dos años de tratamiento médico bajo supervisión, indicando que en condiciones normales le habría impuesto una pena de cuatro años de cárcel. Operación encubierta Oliver, quien trabajó con Los Beatles hace 37 años, fue detenido en enero de 2003 en un bosque cercano a Windsor Park durante una operación policial encubierta. La acción se inició por una denuncia de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica que intentaba recuperar las grabaciones. En ese momento, dos policías simularon hacer primer pago por estas cintas a Oliver, quien aparecía como intermediario entre los compradores y dos hombres desconocidos en Amsterdam. Luego de ser detenido, los agentes inspeccionaron su casa, donde encontraron documentos con instrucciones sobre la venta. También descubrieron, en una valija, un pasaporte de George Harrison, que fue robado en la década de los 80 por Douglas Maughan mientras hacía un trabajo de refacción en el estudio del famoso guitarrista. Incalculable valor Durante el proceso, el jurado escuchó declaraciones de Neil Aspinall, ex representante de Los Beatles y actual director ejecutivo de su compañía “Apple”. “Estas grabaciones tienen una enorme valor comercial”, dijo. “Contienen más de 80 horas en las que aparecen los Beatles ejecutando diferentes versiones y haciendo comentarios sobre diversos temas”. “Hay muchísima música y material desconocido que no se hubiera grabado en una sesión normal”, comentó Aspinall. Las cintas fueron grabadas para acompañar la filmación de las sesiones de la banda, que finalmente se transformó en la película “Let It Be”. En tanto, en un comunicado, Margaret Gordon, abogada de Oliver, manifestó que los tres años y medio de este proceso fueron extremadamente contraproducentes para su defendido. “El proceso judicial ha exacerbado los problemas de salud mental que lo han venido afectando desde 1994”, dice la nota. “Nigel Oliver siempre ha tenido un enorme respeto hacia Los Beatles y lamenta todo lo que ocurrió”, concluye.