El Gobierno de Bucarest ha decidido devolver a la antigua familia real de Rumanía dos edificios históricos, uno de ellos el Castillo de Bran, considerado por la tradición histórica como residencia del legendario Conde Drácula. El ministro de Cultura, Adrian Iorgulescu, informó hoy de que dentro de un mes se firmarán los documentos por los cuales el Palacio Peles de Sinaia será devuelto al ex soberano de Rumanía Miguel I, y el Castillo de Bran a los descendientes de la princesa Ileana de Rumanía, casada con el archiduque Antón de Habsburg. El Castillo de Bran, situado cerca de Brasov y en el centro de Rumanía, fue construido por los caballeros de la Orden Teutónica a principios del siglo XIII y sirvió durante la Edad Media para defender el camino comercial que comunicaba Valaquia con Transilvania. El príncipe de Valaquia, Vlad el Empalador, modelo histórico del vampiro Drácula, utilizó con fines militares varias veces durante su reinado esta fortaleza, que desde 1412 pertenecía a su abuelo Mircea el Viejo, según fuentes históricas. El Castillo de Bran fue propiedad de los sajones de Brasov (colonos alemanes) desde fines del siglo XV hasta 1918, cuando regalaron el inmueble a la reina de Rumanía, María de Sajonia, Coburgo y Gotha. Los reyes María y Ferdinand convirtieron la fortaleza medieval en residencia estival de la familia real, y la dejaron en herencia a su hija, la princesa Ileana. Actualmente museo de arte medieval, el castillo de Bran atrae a numerosos turistas por la leyenda de Drácula, por los misterios que rodean el laberinto de pasillos subterráneos, y la gruta en la que durante el comunismo fue colocado en secreto el corazón de la reina María en un recipiente de plata dorada ornado con 307 gemas. Los dos edificios conservarán durante tres años su actual destino como museos, aseguró una portavoz del Gobierno. El Ministerio de Cultura negocia con los propietarios una asociación que permita al Estado administrar los dos palacios y permitir la continuación del acceso del público a los mismos.