Los amantes de los perros, aquellos a los que les gusta consentir y mimar a sus mascotas llevándolos a la peluquería, a tomar clases de yoga, ahora también podrán invitar a sus animales a una cafetería especialmente creada para ellos.

Se trata de un lugar donde los perros pueden comer, beber y hasta “socializar”. Bow Wow Deli está en la Ciudad de México, y es la primera cafetería de su tipo en este país y quizá en el mundo, con excepción de Japón.

“En Japón también es algo más o menos nuevo de la cultura. Desde hace cuatro o cinco años existen allá este tipo de cafés”, comentó Miki Nakai, dueña de esta cafetería.

“Yo estuve buscando un café así aquí en México, porque yo tengo dos hijos, que son mis dos perritos, y quería un lugar donde pudiera ir con ellos y disfrutar juntos. Pero no había ningún lugar así. Yo estaba segura que había mucha gente como yo, queriendo disfrutar con sus perros, así que me decidí a abrir este negocio”, sostuvo.

Los clientes, perros de todas las razas y tamaños, se sientan al lado de sus amos para esperar que los atiendan. De una mesa a otra, tanto perros como sus dueños, se cruzan miraditas discretas, que muy pronto dan paso a animadas conversaciones sobre sus animales.

“Si, a veces la gente comienza a conversar, sobre todo si sus mascotas son de la misma raza. Y por supuesto, los perritos también comienzan a juguetear entre ellos”, dijo la propietaria del establecimiento.

Nakai, japonesa de origen, vive en México desde hace seis años. Está casada con un chef mexicano, de quien aprendió el gusto por la cocina, pero en este caso, la cocina para perros. Antes de abrir esta cafetería, preparaba comidas saludables para los perros de sus amigos, porque se lo pedían.

La idea, como explicó Nakai es proporcionar a los perros y sus dueños un lugar donde pasar un rato juntos, sin las restricciones que hay en restaurantes y cafeterías, donde la entrada con animales está prohibida.

El lugar no es barato. El carpaccio de res con vegetales y pasta, por ejemplo, cuesta el equivalente a 3 dólares la porción pequeña, y unos 5 dólares el plato grande.

Además de comida, también se venden accesorios para los perros, como lujosos collares bordados con incrustaciones de piedras que pueden costar desde 25 hasta 100 dólares. También hay correas para sacarlos a pasear que son verdaderas joyas. Una correa con cristales rosados de Swarowsky cuesta 240 dólares.

Desafortunadamente no todos los perros en esta ciudad reciben el mismo trato. La capital mexicana tiene tasas muy elevadas de perros abandonados en las calles, que terminan en albergues y centros de adopción, de donde luego les cuesta salir hacia un hogar donde los quieran y los mimen así, consigna la BBC.

Fuente: Orbe

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