El 26 de marzo, a los 70 años de edad, falleció de neumonía el “Doc” Thurston. Fue médico, amante de las artes, defensor del medio ambiente y trabajó en el Phyllis Cormack en 1971, durante la primera campaña de Greenpeace en contra de los ensayos nucleares que Estados Unidos realizó en la Islas Aleutianas Thurston conoció a su amigo y fundador de Greenpeace, Bob Hunter, en 1969, cuando Hunter escribió una columna acerca de los servicios médicos gratuitos que Thurston brindaba a los adolescentes de Vancouver que habían tenido problemas de abusos de drogas. Thurston planeaba crear una tienda médica en cada concierto de rock al aire libre, dotada con enfermeras y médicos. Sus obras lo llevaron a ser reconocido en su comunidad, y la gente acudía a su oficina o a su casa, con casos de sobredosis de drogas a cualquier hora del día o de la noche. En 1971 abandonó por dos meses sus prácticas médicas para unirse a Hunter y su grupo para la que sería primera campaña de Greenpeace. Thurston creció en Yorkton, Saskatchewan, obtuvo un título de médico en la Universidad de Saskatchewan en Saskatoon, y comenzó su práctica en una clínica de una reserva de la comunidad “Cree”. Aprendió el lenguaje de signos para comunicarse con los chicos sordos y mudos de la comunidad rural. Thurston, un importante activista del medio ambiente, también sabía cómo hacer divertidas las protestas. Era famoso por organizar fiestas extraordinarias, durante las cuales se reclutabann voluntarios para sus proyectos públicos. Él atrajo a mucha gente valiosa a Greenpeace, incluyendo a Davie Gibbons, el abogado de Greenpeace en los años 70; al doctor Myron Macdonald, un médico de las campañas de ballenas, y a Bobbi Innes, quién después se casó con Bob Hunter y estableció la primera oficina de Greenpeace abierta al público. Durante la campaña de 1971, Thurston fue el culpable de un importante golpe de buena suerte. Una noche mientras compartía el mando del barco con Bob Hunter trajo su grabador y puso música de Beethoven. Inadvertidamente, Thurston puso el grabador cerca de la brújula del barco, provocando una desviación en la aguja. Mientras sonaba la música de Thurston, Hunter, sin saberlo, dirigió la nave a 90 millas del curso que originalmente seguían. Lo que en un principio parecía ser un embarazoso error resultó auspicioso porque los guardacostas de Estados Unidos perdieron la pista del barco de Greenpeace y tuvieron que usar un avión C-130 Hércules para encontrarlos. Durante la segunda campaña de Greenpeace, para poner fin a los ensayos nucleares franceses en el Pacífico Sur, Thurston abandonó nuevamente el ejercicio de la medicina y se estableció en Europa, donde llevó a cabo manifestaciones en Londres, París y Roma. En sus manos estuvo la tarea de llevar la bandera de Greenpeace al Vaticano y reunirse con el Papa Pablo VI, quien bendijo la bandera. Ayudó a establecer el primer grupo de Greenpeace en Londres, luego de aparecer en la BBC con voluntarios locales para realizar una transmisión de radio con Ben Metcalf, presidente de Greenpeace, desde Vancouver y el capitán David McTaggart desde Nueva Zelandia. En la primera campaña de ballenas de Greenpeace, en 1975, Thurston voló a “Winter Harbour” para asistir a un tripulante, que había experimentado un quiebre emocional, pero se negaba a abandonar el barco. Thurston recordó: “Preparé un sandwich y le agregué stelazine (un tranquilizante) y fui a la bodega, donde Bob Hunter estaba tratando tranquilizarlo. El paciente se negó a comer el sándwich. Sin darme cuenta Hunter comió el sandwich y perdió el conocimiento.” Thurston entonces comenzó a charlar con el atribulado tripulante hasta convencerlo de tomar un tranquilizante, y luego lo acompañó al hospital. Thurston fue co-fundador de Greenpeace International en 1979, luego de alentar a los los demás a dejar de lado la estructura jurídica original y adoptar una nueva Junta internacional de Directores. Thurston sufrió un grave accidente en 1980 frente a su oficina de Vancouver, cuando un ciclista lo atropelló al intentar cruzar la calle. Si bien, nunca se recuperó plenamente y abandonó el ejercicio de la medicina, continuó ofreciendo servicios médicos gratuitos a las personas necesitadas y ocasionalmente colaboraba con Greenpeace. “Vivió su vida con el compromiso de servir a los demás, y con un sentido de la alegría que transmitió a muchos. Todos sus amigos y colegas sentimos que lo extrañaremos” — Rex Weyler.