El rápido ascenso de The Darkness hace tres años, cuando su sencillo “I Believe in a Thing Called Love” sonaba en todos lados y a toda hora, despertó la sospecha de que se trataba de un grupo de un solo sencillo, es decir, que detrás del enorme aparato de mercadotecnia y de ese sonido tan bien trabajado, mezcla de AC/DC, Queen y el glam de los setenta, no había un grupo capaz de soportar el camino normal del rock. Al parecer, esa teoría se está confirmando. A diferencia del número uno que alcanzó Permission To Land, su disco debut, su segunda entrega One Way Ticket to Hell… and Back, se estancó en el onceavo y sus sencillos no tuvieron el impacto de “I Believe in a Thing Called Love”, lo que ocasionó que las ventas cayeran de manera escandalosa.

Hoy, a pesar de que la banda aclara en su página oficial que su disquera, Atlantic Records, no piensa deshacerse de ellos y que tendrán un nuevo disco en el 2007, los rumores de que su carta de retiro está casi lista crecen y lo hacen de manera insistente.

Este conjunto de factores le ha provocado a Justin Hawkins, vocalista de la banda, una depresión enorme, que lo obligó incluso a recluirse en una clínica de rehabilitación en donde, según el comunicado de su página oficial “podrá reagrupar sus pensamientos y recuperar su vida, algo que necesitaba después del trajín de los últimos años”.

Sin embargo, los rumores de que esa depresión es realmente profunda y de que The Darkness podría disolverse se alimentan cada día. Por lo pronto, la banda ha cancelado su aparición en el Skanderborgt Festival en Dinamarca, por lo que, en realidad, la cosa no va muy bien.

Por supuesto, hay quien opina lo contrario y dice que The Darkness es una banda que no sólo revivió el sonido energético del glam, sino que tiene aún muchas cosas por decir. Prueba de ello pueden ser sus últimos conciertos, uno de los cuales abarrotó el escenario que les designaron en el Rock in Rio. Ustedes tienen la última palabra.

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