Desde sus orígenes el hombre siempre ha estado acompañado por diversas emociones, la más común es el miedo. Pero… ¿qué es el miedo? Lo podríamos definir como la angustia que los seres humanos sentimos ante un peligro real… o imaginario. Y la mayoría de las veces este miedo aparece cuando nos enfrentamos a algo desconocido. Durante en la época prehispánica no hacían falta los Dráculas ni los hombres lobo para causar miedo entre nuestros antepasados y crearon leyendas definitivamente tenebrosas y escalofriantes. Los aztecas o mexicas creían en una aterradora criatura llamada Cuitlapanton (mujer enana) que aparecía durante la noche, con cabellos largos hasta la cintura y caminando como pato. Si alguien trataba de atraparla, la Cuitlapanton se huía, desaparecía y volvía a aparecer en otro lugar. Burlándose así de la pesona que la perseguía.-Los mexicas creían que esta ilusión la provocaba Tezcatlipoca (un antiguo dios cuyo nombre significa “Espejo humeanteâ€). También, se cree que algunos hechiceros y brujos de la época prehispánica tenían la facultad de tomar la forma de un animal los cuales eran conocidos como Nauallis (hoy conocidos como “nahualesâ€). De acuerdo a las tradiciones mexicanas, se dice que cada persona, al momento de nacer, tiene ya el espíritu de un animal, que se encarga de protegerlo y guiarlo. Estos espíritus, usualmente se manifiestan sólo como una imagen que aconseja en sueños, o con cierta afinidad al animal que nos tomó como protegidos. Pero existe un cierto riesgo para los que abusan de esta práctica: un brujo que se transforma en su nahual con demasiada frecuencia, se verá afectado poco a poco por su lado animal. En México se cree que de noche espantan a los hombres y chupan a los niños. Y en muchas de las zonas rurales de nuestro país es una aparición muy real para los lugareños, y muchos todavía se santiguan cuando escuchan un aullido a mitad de la noche, porque creen que es posible que sea un brujo convertido en nahual, que busca ejercer su maligna influencia en sus víctimas.
