Le escribo esta carta en relación al vínculo que existe entre su compañía y la caza de ballenas llevada a cabo por Japón, condenada internacionalmente.

Me ha llamado la atención que su compañía matriz, Nippon Suisan Kaisha Ltd. of Japan (Nissui), posee el 31,9 % de las acciones de Kyodo Senpaku, la compañía propietaria y armadora de la flota ballenera japonesa en la Antártida. De hecho, Nissui ayudó a establecer esta compañía en el año 1987, un año después de que la Comisión Ballenera Internacional declarara una moratoria sobre la caza comercial de ballenas.

El Gobierno de Japón utiliza el vacío legal que permite a los países obtener permisos especiales para cazar ballenas con fines científicos con el fin de eludir la prohibición de cazar ballenas. La flota de Kyodo Senpaku caza las ballenas y Nissui (y otras compañías) comercializan su carne.

En el año 2005, el Gobierno de Japón anunció sus planes de duplicar la cuota de rorcuales aliblancos que ha capturado en los últimos años, y añadir dos nuevos nombres a la lista de especies que captura: el rorcual común y la yubarta, ambas especies amenazadas.

Kyodo Senpaku está cazando ballenas y Nissui está comercializando la carne de ballena de especies protegidas por Tratados Internacionales como la moratoria de la Comisión Ballenera Internacional y la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies en Peligro de Extinción (CITES en sus siglas en inglés). Además, la caza de ballenas se está realizando en el santuario Antártico, donde la caza comercial está prohibida.

Pido a Nissui que utilice su influencia como mayor accionista de Kyodo Senpaku para poner fin a la caza de ballenas llevada a cabo por Kyodo Senpaku.

Greenpeace.org

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