Un día la protagonista de nuestra historia salió de compras con sus seis hijos, luego de que estos pusieran una resistencia de epopeya ante la posibilidad de aburrirse en el supermercado. Dispuestos a no dejarse vencer por la severidad materna, los niños armaron una conspiración de cuyos resultados la madre se dio cuenta cuando le llegó la hora de pagar. Después de todo, cuando llegaron al dichoso mercado, la madre les negó todo placer infantil, desde donuts hasta pasteles de manzana, pasando por juguetes y revistas. Resulta que entre kilos de frutas, lonjas de jamón y botellas de leche, había una colección de tarjetas de Pokemón hábilmente camufladas por los chicos entre los víveres. A la señora de marras no le quedó otro remedio que comprarlas. Venganza La represalia no se hizo esperar. ¿Los dejó sin propina por un mes? No. ¿Los privó de sus programas de televisión favoritos? No. ¿Los mandó a dormir sin cenar? No. Simplemente tomó las tarjetas, abrió su computadora y las sometió a una subasta en Ebay, acompañando su oferta de un largo y divertido mensaje sobre las visicitudes de tener seis hijos a los que hay que arrastrar al supermercado. La campaña de venganza materna ha dado resultados. Una de las tarjetas llegó al exorbitante precio de US$142, cuando el producto original no llega ni a US$5. Se trata de un recurso nuevo, en el que el castigo corporal o financiero a los hijos díscolos ha sido remplazado por el método expeditivo de vender en internet el objeto del crimen y mejorar las finanzas domésticas. La ola de solidaridad con la madre de esos seis pequeños truhanes ha sido abrumadora, un tsunami de simpatía que está contribuyendo a las arcas domésticas de esta madre de Illinois. Una mujer que acaba de descubrir una nueva arma para la disciplina familiar. Fuente: BBC