Cerca de las 2:30 de la madrugada del 3 de julio de 2006, Vicente Fox decidió irse a dormir. A esa hora, se revertía la tendencia en el conteo del Instituto Federal Electoral (IFE) sobre la elección presidencial y Felipe Calderón desplazaba a Andrés Manuel López Obrador, quien había permanecido en primer lugar. Fox permaneció durante horas frente a la computadora en su despacho de Los Pinos. No estuvo solo esa larga jornada electoral, lo acompañaron Ramón Muñoz y Rubén Aguilar, sus dos colaboradores más cercanos. En la reconstrucción de lo que pasó ese día en la residencia presidencial se sabe ahora que Fox tenía listos cuatro discursos para grabarlos en el momento oportuno, según fuera el resultado. Pero ante el inédito escenario que dominó la noche, nada para nadie, grabó dos mensajes en el sentido en que iba el Programa de Resultados Preliminares del IFE y las encuestas de salida. Entre los textos que grabó estaba el que reconocía el triunfo de López Obrador y otro donde daba por ganador a Calderón. Había otro en el que, ante un probable escenario de inestabilidad y mucho “ruido”, Fox invitaba a la ciudadanía a mantener la calma y confiar en el IFE. El cuarto texto fue el que finalmente se transmitió a los mexicanos. Su contenido coincidía con las palabras que difundió en red nacional Luis Carlos Ugalde, presidente consejero del IFE. Ugalde se comunicó a Los Pinos ocho minutos antes de las 11 de la noche para avisarle a Fox que iba a salir con el mensaje de que no había aún ganador, ante lo cerrado de la contienda que se disputaban López Obrador y Calderón. La llamada que hizo el presidente del IFE en ese horario crucial, no la atendió Fox. La contestó el secretario de Gobernación Carlos Abascal. En ese momento, el entonces jefe del Ejecutivo se encontraba en el estudio de televisión que se ubica dentro de la residencia oficial, para grabar el discurso que conocieron los mexicanos aquella noche larga y de insomnio. En Los Pinos se había tomado la decisión de que el guanajuatense entrara inmediatamente después de Ugalde, sin que pasara un segundo y sin que entrara “la cortinilla” color azul del Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales que en transmisiones habituales anuncia el inicio del mensaje presidencial. Esto se concibió para evitar cualquier “tentación” de algún candidato para declararse triunfador. Y es que todos los candidatos a la Presidencia habían comprado tiempo a las televisoras y lo podían ocupar en cualquier momento, para declararse ganadores. El equipo foxista no olvidó la experiencia de lo que sucedió aquella otra noche del 6 de julio de 2000, cuando millones de mexicanos miraron por escasos segundos, la imagen de Francisco Labastida, candidato del PRI a la Presidencia, quien se creía victorioso. Esa transmisión desde la sede del tricolor se cortó intempestivamente, para dar paso a Ernesto Zedillo. El entonces presidente declaró ganador a Vicente Fox, del PAN, y con ello, inició una nueva etapa política en el país. Fuente: Terra