El cráneo del siglo XVIII está completamente cubierto por 8.601 joyas, entre las que se destaca un diamante rosa en forma de pera.Se cree que la calavera, que fue comprada en una tienda del barrio londinense de Islington, perteneció a un hombre de 35 años que vivió en Europa entre 1720 y 1810. Hirst dijo que su pieza, llamada Por el Amor de Dios, “te quita el aliento”. “Funcionó mucho mejor de lo que yo imaginaba. Estaba un poco preocupado de que termináramos con un anillo de Ali G (cómico británico)”. Con respecto a la calavera, Hirst dijo que se buscó una que no tuviera ninguna falla “como un diamante que no tiene fallas”. “Nosotros queríamos ponerlos (los diamantes) en todas partes. Están debajo, adentro de la nariz. En cualquier lugar donde puedes poner diamantes, los pusimos”. El artista británico señaló que fue inspirado por la calavera turquesa azteca que está expuesta en el Museo Británico y deseó que algún día su propia obra sea exhibida ahí. Otras obras famosas de Hirst son una pintura del nacimiento por cesárea de su hijo y un tiburón cortado al medio suspendido en un tanque de formaldehído. El experto en arte Charles Dupplin de la aseguradora especializada Hiscox dijo de la última obra del controvertido artista: “Es una pieza espectacular y sin duda el trabajo con el mayor valor intrínseco del arte moderno y contemporáneo”. Se informó que los diamantes de la calavera, de un valor cercano a las 12 millones de libras (unos US$20 millones) fueron obtenidos de fuentes éticas y legítimas. Fuente: BBC