La línea de ferrocarril Qinghai-Tibet, la más elevada y de mayor longitud del mundo, suministrará oxígeno en sus trenes para combatir los efectos del mal de altura en sus pasajeros durante el periodo de pruebas que se inicia el próximo mes de julio. “El oxígeno será suministrado por un sistema similar al del aire acondicionado central de los trenes, mediante el que se puede lograr que la presencia de oxígeno en los vagones alcance el 80 por ciento de la registrada a nivel del mar”, señaló Ma Baocheng, subdirector de la Compañía de Ferrocarriles Qinghai-Tíbet. Debajo de los asientos se instalarán igualmente máscaras de oxígeno para que los pasajeros pueden hacer uso de ellas en caso de que aún sufran malestar, según indicó el responsable, quien añadió que cada tren contará con un médico y una enfermera para actuar ante posibles emergencias. El ferrocarril Qinghai-Tíbet, con 1.956 kilómetros de longitud, comunica Xining, capital de la provincia noroccidental china de Qinghai, con Lhasa, capital de la Región Autónoma del Tíbet. Unos 960 kilómetros del trazado de la línea se encuentran ubicados 4.000 metros por encima del nivel del mar, con el punto más alto situado a 5.072 metros, superando en al menos 200 metros al ferrocarril peruano sobre los Andes, el cual perderá en julio su condición de línea más elevada del mundo.