Más de dos años de prisión por haber dado cerveza a su hijo, 10 años por haber aceptado una felación, 25 años por haber comprado muchos calmantes, 50 años por haber robado video casetes. En Estados Unidos las penas delirantes parecen moneda corriente.

Para luchar contra la criminalidad los legisladores locales y nacionales compiten por ser ´la mano de hierro´, multiplicando las penas mínimas en casos de narcotráfico, agresión a niños, reincidencia o incluso una amenaza a las buenas costumbres, incluso corriendo el riesgo de caer en sonoros excesos.

El lunes, Elisa Kelly y su marido George Robinson se presentaron ante una prisión en el sur de Virginia (este) para comenzar a purgar una pena de 2 años y tres meses por haber servido cerveza y vino durante el cumpleaños de su hijo Ryan, de 16 años.

Temiendo que los jóvenes bebieran a escondidas, prefirieron comprar ellos mismos las bebidas y supervisar la fiesta. La Policía intervino. En Virginia a los 16 años se puede conducir, votar y comprar un arma, a los 18 alistarse en el ejército, pero no beber alcohol antes de los 21 años.

En Georgie, Genarlow Wilson, de 21 años, purga desde 2005 una pena de 10 años de prisión por agresión sexual infantil, por haber aceptado la felación de una compañera de liceo de 15 años cuando él tenía 17, durante una animada fiesta.

Un juez ordenó el lunes su liberación, pero el fiscal apeló: en Georgie 10 años de cárcel es la pena mínima para este tipo de agresiones. Existe una excepción llamada “Romeo y Julieta” para las relaciones con consentimiento entre adolescentes, pero esta no tiene validez en caso de felación.

La Corte Suprema de Georgie examinará el caso en octubre.

Las penas mínimas afectan también a los narcotraficantes, sin importar las circunstancias: en Florida, Richard Paey, en silla de ruedas tras un accidente vehicular, fue condenado en 2004 a 25 años de prisión por haber falsificado las órdenes médicas para comprar los calmantes que su doctor le había recetado.

Mismo si en la cárcel, gracias a una bomba de morfina perfectamente legal, recibe dosis de antálgicos más importantes que por los que fue condenado, la pena le fue confirmada en diciembre.

En los años 1990, varios Estados colmaron sus prisiones adoptando leyes tituladas “Tres strikes y perdiste” (“3 strikes and you´re out”), inspiradas en las reglas del beisbol, y que fijan fuertes penas para los reincidentes.

En noviembre de 1995 en California, Leandro Andrade robó video casetes para sus hijos -“Blanca Nieves”, “Cenicienta” y “Liberen a Willy”- por un valor total de 150 dólares. Como ya había sido condenado por varios robos en 1983, recibió 50 años de cárcel.

La Corte Suprema estadounidense reafirmó esta condena en 2003, considerando que la pena no era excesiva. Al año siguiente, los californianos rechazaron en referéndum una propuesta de considerar las leyes de los “Tres trikes” sólo para los casos que impliquen violencia.

Según las últimas estadísticas del Departamento de Justicia, había 2,19 millones de detenidos en Estados Unidos a fines de 2005, lo que equivale a 1 habitante sobre 136.

Fuente: AFP

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