Este viernes comienza uno de los más grandes festivales musicales, Glastonbury en el sur de Inglaterra. El lugar tiene capacidad para 177.000 personas y cuando las entradas se pusieron a la venta, en abril, se agotaron en menos de dos horas. Según el programa, se presentarán músicos como The Who, Bjork, The Chemical Brothers, Fat Boy Slim y Artic Monkeys. Pero todo parece indicar que este año Glastonbury será, como en varias ocasiones anteriores, una gran fiesta de lluvia y lodo. Para los seguidores del legendario festival, las ediciones de 1997, 1998 y 2005 fueron en éste y otros sentidos inolvidables. Es que Glastonbury se celebra en un terreno que el resto del año sirve para el pastoreo de las vacas de Michael Eavis, el granjero que comenzó el festival en 1970. Cuando llueve, el lugar parece una inmensa ciénaga sobre la que danzan, mojados hasta los tuétanos, miles de jóvenes y no tan jóvenes. Lo peor es que, después de una noche de fiesta, propulsada por cantidades generosas de alcohol y de otras sustancias relajantes, aunque no necesariamente legales, muchos descubren que no tienen donde dormir. Hace dos años, más de 400 tiendas de campaña quedaron sumergidas el mismo día de la apertura del festival. Y qué decir de los olores, no sólo el del lodo con aromas de bostas de vaca, sino otros, digamos, más humanos. Recuerdo que en el 97 o el 98, una enorme carpa de baile quedó inundada. Los organizadores decidieron que era mejor sacar el agua con uno de los camiones que se utilizaban para extraer excrementos de los baños temporales del festival. El pobre chofer cometió un ligero error: apretó un botón equivocado y, en lugar de extraer lodo de la carpa, la comenzó a llenar de heces. Menos mal que paró a tiempo y, horas después, pudo seguir la fiesta. Este año, aparentemente ha mejorado el sistema de drenaje del lugar. Hemos gastado US$200.000 en el drenaje y en el personal de asistencia en caso de inundaciones y cosas por el estilo”, le dijo Michael Eavis a la BBC. “Tenemos enormes tubos de concreto que llevarán el agua del punto A al punto B y de ahí al río…así que es un gran sistema”. “Casi estamos deseando que llueva, para ver si las tuberías funcionan después de esta gran inversión”, añadió. Ojalá que no aprieten el botón incorrecto.